lunes, 29 de diciembre de 2008

Dos.


En la soledad que yo elijo no existen domingos grises ni camas de cristal.
En la soledad que yo elijo no hay vacíos para llenar ni lagrimas por derramar.
En la soledad que yo elijo las horas muertas pasan llenas de minutos para contar.
En la soledad que yo elijo el aire no me asfixia, no hay metas para llegar ni caminos sinuosos por atravesar.
En la soledad que yo elijo uno mas uno es dos y no dos almas a la par.
En la soledad que yo elijo la danza se baila sola y no hay paso doble para armar.
En la soledad que yo elijo no hay sueños que pensar ni noches tristes que recordar.
En la soledad que yo elijo busco el encuentro de esa soledad que no me pertenece.

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