lunes, 4 de mayo de 2009

Una voz en el teléfono

Son esas cosas simples que siempre quedan. Son aquellas pequeñas cosas de las cuales no nos podemos desprender.
Son tan simples, casi insignificativas pero tienen el poder de movilizar montañas y crear turbios huracanes.
En el diccionario de la real academia española “simpleza” significa, necedad: cualidad de necio: Ignorante y que no sabe lo que podía o debía saber. ¿Seremos ignorantes los enamorados de la simpleza?
Si somos ignorantes por ende somos faltos de razón. Y quien nos da la razón cuando hablamos de cosas simples. Todos hablamos bien ese lenguaje justamente porque es simple. A todos nos mueven las mismas simplezas, son el motor de nuestra vida.
Entonces... ¿Somos todos necios?
¿Seremos parte de una sociedad mediocre en la que solo nos conformamos con poco?, o será que siempre escuchamos desde pequeños que el valor de las cosas simples es el mas significativo. Y qué es poco o mucho y para quienes y qué es lo simple o lo rebuscado para algunos y otros.
Suena a juego de palabras. Un juego que esta tarde me invitó a jugar envuelta en la necesidad de entender un poco mas cómo es que algo tan literalmente simple podía dejarme sin sueño.

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