sábado, 15 de noviembre de 2008

La casa



El ausente solo mira y escribe, los detalles están a la vista sin embargo es la misma historia de siempre que hoy se pone a escribir.Escribe de por si para conocer su propia historia , de no hacerlo se vera condenado a vivirla como si fuese su propio destino.Necesita escribir para aprender de su pasado y fortalecer su presente, los pasos que llevan a dicho presente determinaran la senda hacia el futuro.Quiere cambiar su historia pero sus personajes siguen envueltos en repeticiones cíclicas. La involución que desprenden de ellos lucha constante con los deseos de liberación y ruptura que su alma esconde. Esos deseos encontrados que se funden en las reliquias tradicionales que tanto lo ilusionan (un trabajo prospero, una carrera, el amor de la familia, los hijos).La casa, centro de concentración de los valores mas hermosos y desquiciantes. Sus paredes de cemento, sus ojos tras rejas y su boca con llave. Todo esconde, poco quiere mostrar.Escribe con vergüenza, dolor y resistencia. Tiene que escribir para poder salir ileso del contexto.No quiere la casa de cemento, quiere aquel cuarto iluminado de la planta alta. La luz que irradia y el sonido de las melodías que desplega lo hacen soñar que es posible resistir, salir triunfante e inmutable.Aquel cuarto grita y llora lagrimas de sangre. Sus paredes color tomate nos enseñan los pesares de la casa, aquellos ladrillos respiran dolencia e inquietud, son ellos los que tuvieron la claridad que se necesitaba para ver mas allá.Escaleras abajo, el mando central asoma. Una mesa en circulo representa la vida en el hogar, como el movimiento terrestre que contiene todos los secretos de la vida, aquel algarrobo sólido aguarda a la desmitificación de sus vidas.Todo vuelve a suceder una y otra vez, todo y unos pocos lo registran. Caen con su peso y se ven arrastrados una y otra vez por la misma marea.Hoy llora al ver la mesa y las hojas de su cuaderno están húmedas de tristeza, la tinta se corre y nubla la vista.El movimiento de las nubes lo marea, sin embargo se siente cómodo y protegido, es la costumbre que lo abraza, algo ya conocido que no lo deja respirar, lo sofoca y lo consume.Su letra es cada vez mas grande y confusa, es la representación mas fiel a su persona. Aprieta la tinta y la deja correr, son las paginas del grito liberador que cierra apretando los dientes y calla.Escribir afloja su nostalgia. Las paredes de la casa son su anotador predilecto, puede sentir las vibraciones del pulso alterado que cobra vida propia y no puede dejar de plasmar sus vivencias.El tiempo moderno lo apura. El contraste de la casa tan quieta e inmune lo enloquecen.El viento frió entra por la ventana y hace danzar a los liencillos colgados a su alrededor , el patio húmedo y desolado marca el camino hacia el escape y el retorno incontrolablemente esperado.La casa, sus rajaduras nos cuentas historias, historias que esconde bajo parches de enduido.



Daniela Espina. "La casa"6 de Julio, 2008...

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