viernes, 21 de noviembre de 2008

Poque te dormiste un día que no querías volver a despertar


Un somnífero moral, unas cuantas gotas de miel y sal y un sueño confuso que no quiero contar.
Envuelta entre las sabanas de un cama de cristal, fría como nieve, húmeda como el rocío, tan calma y serena como el desojar de una flor. Daba vueltas sobre cuatro patas de hielo seco, daba vueltas sin poder dormir para soñar y buscar el significado de lo inconsciente.
Un bostezo, un chicle que cae y se enreda en el pelo, un cigarrillo mal pagado y el humo que empieza a arder. Una melodía de fondo y la tan interminable danza de la tristeza inacabada.
Una nube que sobre pasa nuestras cabezas, imágenes desfilando unas tras otras en un compás de ideas confusas. Un retrato.
El despertar luego de una noche de malos tiempos. El despertar y poder seguir soñando con ese rostro que dejó marcas en mis manos de puños apretados, un sabor a sal en mis mejillas y el pecho aun mas compungido que después del segundo atado.
Arriba hoy, un cigarrillo, un revuelto de ropas, un calzado gastado de andar y un andar que no se cansa de seguir. Un día mas al despertar, un día mas que promete mil noches como estas.

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